Quiero dar con estas pinceladas un recordatorio de la historia de las nevadas que han embellecido con su capa blanca a mi ciudad Córdoba.
Con la ayuda de periódicos de la ciudad quiero hacer un pequeño resumen o balance de las nieves caídas en Córdoba desde hace siglo y medio: El 30 de diciembre de 1853 nevó en esta ciudad cordobesa por un tiempo de 28 horas consecutivas, tanta nieve cayó que algunos montones alcanzaron los segundos pisos.
Las noticias mas añejas, redactadas en telegráficas gacetillas, destacaban la transformación de la ciudad por el efecto del manto blanco sobre sus calles estrechas y sus monumentos con un aire decadente en los que tantos atractivos vieron sus habitantes, los caminos que serpenteaban por las huertas que quedaron intransitables para los tiros de bestias y los árboles de las alamedas resultaron tronchados en sus ramas por la carga de tanta nieve, aquello para los cordobeses tuvo que ser un fenómeno curioso por ser desconocido para la mayoría de los vecinos de aquella época tan lejana.
Córdoba la mayoría de escritos de aquellas fechas que por aquel crudo invierno la catedral de Córdoba componía un escenario insólito por las caprichosas formas de los témpanos en las gárgolas, canalones y sus tejados blancos. Se contaba que aquellos días negros revestidos del manto blanco, la crudeza de la nieve fue un elemento de adversidad más a añadir al terremoto y al eclipse lunar coincidentes en el mismo periodo. Dignos de desgracias al que se añadió la alarma por la escasez de existencias de picón, principal elemento básico para poder calentarse en aquella época.