Si queremos hacer el camino significa pasar ocho días metido entre arenas, polvo, lodo y humedad… La temperatura alcanza durante el día más de treinta y cinco grados. Los rocieros van en carretas engalanadas o bien a caballo. Si la primavera es seca, el polvo que se levanta en el camino lo hace intransitable e irrespirable. Si es lluvioso el polvo se convierte en lodo y fango al pasar los carruajes los caminos que son ríos de fango.
El rocío se tiene como una fiesta religiosa dedicada a la Virgen del Rocío, también llamada Reina de las Marismas o Blanca Paloma.
Es una la las peregrinaciones más importantes de nuestra tierra. Se celebra en Pentecostés, cincuenta días después de Semana Santa. Aunque la fecha varia, viene a coincidir con las últimas semanas de mayo o primeras de Junio.
Ya ha comenzado la romerías y las hermandades se dirigen camino al Rocío (Huelva). La primera en llegar a la aldea, como marca la tradición será la Hermandad Matriz de Almonte.
La mayor concentración en la madrugada del domingo al lunes con aproximadamente un millón de personas en la aldea a la espera del tradicional “salto a la reja”, con el que comienza la procesión de la Virgen por las calles de El Rocío.El calor, la lluvia, las ampollas y el polvo del camino son ingredientes principales y característicos de esta peregrinación como es el cante, el baile, el buen comer y el buen vino.

Durante la peregrinación no falta la juerga que por las noches puede prolongarse hasta altas horas de la madrugada. Hay que dosificarse, hay que tener en cuenta que al día siguiente tenemos que levantarnos temprano.
Habrá momentos en los que desfallezcas, no desesperes y nada de darte la vuelta, descansa, refréscate y piensa que te quedan muchas satisfacciones por delante.
Es propio de la romería el tambor y la flauta al acompañamiento, en muchas ocasiones se cantan a coro, y además se pueden cantar y bailar en corro.
Una nota muy significativa en los hombres y mujeres que van como romeros, es llevar colgada del cuello la medalla de la Virgen del Rocío.
Después de la celebración de la misa pontifical se hacen los preparativos para el camino de vuelta.
Se cumplieron promesas, ya estallaron corazones rocieros llenos de Su Gloria, pero aún queda lo más duro “ el camino de vuelta”. Si se hace duro, no es por el camino en sí, sino por la separación de Nuestra Madre, pero la separación es solo física, que Ella va siempre con todos. Siempre es triste decir adíós…El rociero ha sustituido ésta palabra por un hasta siempre.
Comienza el camino de regreso. Se borran ahora las pisadas de la ida, y en cada paso se renuevan promesas de volver, este detalle es el que convierte el camino de vuelta en un camino de gloria.
Todo ha terminado… ¿O quizás todo empieza?. Éste es el sentimiento de cualquier rociero de corazón. Nunca sabemos cual es el principio, ni donde está el final.