Cuando ya están bien lavados, se pone en una cacerola con agua que los cubra a fuego muy lento para que se vayan gaiteando

Cuando ya lo estén, se sube el fuego y se les pone dos o tres ramas de hierbabuena, sal y algunas cornetillas, espumeando bien.
Hasta aquí, las dos recetas se hacen igual.


Se les echa comino molido (opcional : 1 pastilla de caldo de pollo) y se dejan hervir hasta que estén tiernos, se retira la hierbabuena y ya están listos para comer.

Se prepara una salsa con un sofrito de cebolla, ajo, tomate y un poco de pimiento, (hay quien lo hace con cebolla, ajo, laurel y jamón) y especies de caracoles.
Si no tienes las especies.
Se prepara con cilantro, pimienta de cayena, pimienta negra y comino, todo en la misma proporción, menos el comino que va doble.
Se machaca todo muy bien en el mortero o se muele con caldo de los caracoles de todas formas se le echa el caldo caliente, se remueve bien y lo colamos, y se echa a la salsa..
A ese sofrito se le añade harina tostada y caldo de los caracoles y se hace una salsa especita, que no tenga grumos y lueo se va ligando con más caldo

A la olla de caracoles se le quita el caldo sobrante (se reserva) y la hierbabuena.
Se le pone la salsa que hemos hecho, y, si hiciera falta, se le va agregando el caldo reservado hasta que la salsa esté a nuestro gusto .
Están más buenos de un día para otro o con algunas horas de reposo.